miércoles, 25 de enero de 2012

Ekeko: ¡Quiero muchas Barbies!




El deseo es ese pensamiento que nos hace imaginar que todo aquello que queremos es posible. Es el anhelo, por el que  centramos toda nuestra energía en una sola idea: el objeto del deseo. Se fragua se propia ley y ya no existe nada más ni nada mejor. Deseo, solo sabe conmoción, inquietud y desasosiego.  Nos roba la paz y la noche a duermevelas, y hace impaciente al paciente.


Cuando uno cae en sus presas ya nada vuelve a ser lo mismo. Solo es perfecto ese pensamiento nuestro, esa nuestra idea soñada a la que ya nunca podríamos renunciar. El tiempo y el deseo son extraños compañeros de viaje. Cuanto más pasa este, mayor crece el deseo y mayor es la desesperación. La distancia de nuestra ambición, vuelve largos todos los caminos y estrechos los senderos. El camino lamenta ser el motivo de la distancia. Ya no podemos parar hasta conseguir la paz.

Yo lo tengo claro: ¡Voy a colgarle al Ekeko muchas Barbies en miniatura!


Ella le va a colgar al Ekeko
muchas chupitas y pañales
 Cuenta una antigua leyenda del Antiplano Andino, que si veneramos a Ekeko, el dios de la abundancia y la fertilidad, todos nuestros deseos se harán realidad. Él es una pequeña estatuilla de cara sonriente y aspecto rechoncho, que cuenta con un orificio en la boca para fumar. Si Ekeko consume por completo el cigarrillo que le ofrecemos, nos augura prosperidad.

Su origen se encuentra en las culturas prehispánicas Aimara o Colla y a él se le destinan los festejos del solsticio del verano americano, durante la feria de los Alasitas. Es entonces, cuando a Ekeko le ofrendamos miniaturas que representan todos aquellos favores que rogamos a la deidad nos sean otorgados. Si deseamos tener un coche nuevo, le colgaremos en su cuerpo, un pequeño cochecito, si lo que queremos es dinero, un fajo de juguetes, si ansiamos una nueva casa, será entonces una pequeña casita de juguetes.


Esta tradición, sigue muy arraigada entre los pueblos Andinos de Bolivia y Perú y en las distintas colonias de los pueblos del antiplano,sobre todo en Argentina. Desde el año nuevo, hasta los últimos días de enero, se venera al dios incaica y se ruega  calme por su intervención, nuestros anhelos y nos acerque lo antes posibles a nuestro deseo más íntimo. Es una fiesta colorista y alegre, que celebra la alegría en abundancia y la idea de que, todo es posible si lo deseamos con mucha fuerza. Un único consejo: cuidado con lo que se desea, porque a veces se cumple.

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